Todo lo que nos rodea está impregnado de mensajes sutiles que, debido a la falta de atención, pasan por nuestro lado sin que sepamos percibirlos ni apreciarlos. Sin embargo, todas las personas podemos decir que en nuestra vida ha habido coincidencias, a veces curiosas, otras veces tan importantes que han cambiado nuestro destino. Muchos de estos mensajes y señales que surgen por doquier podrían ser entendidos si ejercitáramos la facultad de la atención.
Todos hemos experimentado coincidencias en nuestra vida. La misma palabra describe su significado: ‘co’ que significa con; ‘incidencia’ significa suceso. De tal manera que coincidencias son sucesos que ocurren con otros acontecimientos, dos o más sucesos que ocurren al mismo tiempo. Esta es una experiencia universal que sucede con frecuencia, pero precisamente por ello tendemos a no darle importancia y pasan desapercibidos a nuestro lado.
Por lo general las coincidencias nos hablan de una energía superior que es la que provoca estas casualidades. La misma naturaleza de las coincidencias nos habla de fuerzas que a veces nos desconciertan, pero la mayor parte de las veces no sabemos interpretar. Sin embargo, todos tenemos capacidad para poder desentrañar su significado, del cual nos podía hablar nuestro inconsciente. Sólo tenemos que aprender a dejar aflorar ese instinto que nos habla de que las coincidencias no son meros hechos fortuitos.
Las coincidencias se diferencian de los milagros en que éstos son fenómenos reales. Todas las tradiciones hablan de milagros, pero en diferentes lenguajes. Hablamos de milagro cuando el resultado de una acción ofrece resultados espectaculares y cubre las expectativas deseadas, la cura de una enfermedad, adquirir riquezas materiales o hallar nuestro objetivo.
NI SUERTE NI CASUALIDAD
Las personas que no creen en la espiritualidad ni en ningún tipo de energía superior atribuyen las coincidencias a la suerte o casualidad. Pero la suerte es algo muy distinto y tiene más que ver con la aplicación de la sincronicidad en el cumplimiento de nuestras intenciones.
A medida que prestamos más atención a lo que sucede a nuestro alrededor, más oportunidades tenemos de observar mayor número de coincidencias. Sólo debemos de tener una mirada relajada, despejada de emociones que disturben nuestro espíritu y, sobre todo, observar, intentando no interferir los sucesos con prejuicios o ideas preconcebidas.
Es difícil llegar a comprender el significado de las coincidencias si no nos mostramos objetivos y dispuestos a percibir esos acontecimientos sutiles que nos puede dar muchas pistas acerca de las fuerzas superiores y de nosotros mismos. Para empezar a iniciarse en el desarrollo de esta percepción hay que poner atención en cada uno de los sentidos individualmente y tomar plena conciencia de ellos.
EL VALOR DE LA ATENCIÓN
Si no ha practicado antes estos ejercicios, seguramente haya pasado por alto estímulos sutiles que se encuentran a nuestro alrededor, sonidos, la brisa del aire, un cambio de temperatura, palabras dichas por las personas de alrededor. Son los pequeños detalles a los que no estamos
habituados a prestarles atención y forman parte de todo un compendio de mensajes que, a veces nos intentan decir algo u otras son meras circunstancias.
Para comenzar a desarrollar la facultad de descifrar las coincidencias, pruebe a cerrar los ojos y ponga su atención en cada uno de sus sentidos. Escuche cada sonido que se produce, cada palabra, sienta en su cuerpo la temperatura, agudice el olfato y predisponga los sentidos a captar todas las sensaciones que surgen a cada instante. De esta manera y si tiene constancia y paciencia podrá llegar a ser consciente de la sincronicidad y el lenguaje de los acontecimientos.
Ese es el comienzo para tomar la posición de observador de su vida y sus sueños, de modo que las conexiones, temas, imágenes y coincidencias se hagan más claras. Debido a que nuestra conexión con el alma universal es mucho más evidente cuando soñamos, este proceso nos permite acceder a un nivel de coincidencias totalmente nuevo.
LA IMPORTANCIA DEL MUNDO ONÍRICO
Por ello se recomienda también atender el mundo onírico. Cuando vaya a la cama por la noche y antes de dormir, siéntese unos minutos e imagine que está viendo en la pantalla de su conciencia todo lo que ocurrió durante el día. Observe ese tiempo como si fuera una película, cada una de las actividades que ha realizado hasta el momento de ir a la cama. No analice, no juzgue ni evalúe. Usted un mero espectador de una película.
Comenzará a apreciar detalles en los que no había reparado ese día, el color del cabello de alguien que estuvo a su lado, y quizás lo relacione con el color del cabello de alguien querido; el rostro del amigo cuando le habló y quizás perciba el verdadero sentimiento que aquel experimentó en ese momento. Es increíble la cantidad de cosas que puede ver en la película de su día, que tal vez no notó durante el día.
Mientras ve como pasa su día en la película, aproveche la oportunidad de observarse objetivamente. Tal vez se vea haciendo algo que le enorgullece en especial, a veces se verá haciendo cosas vergonzosas. El objetivo no es evaluar, sino de obtener información sobre el personaje principal de la película que es usted. A medida que se ejercite, irá apreciando que durante el sueño usted podrá experimentar ser el mismo protagonista, que ve objetivamente su alrededor lo que en el sueño vive.
Una vez que sea capaz de recordar la película de sus sueños, anote algunas de las escenas más memorables y apunte especialmente las coincidencias. “Nuestros sueños no sólo son proyecciones de nuestra conciencia; son, de hecho, la interpretación que hacemos de las trayectorias de nuestra vida. Los mecanismos del sueño y de lo que nos pasa en lo que llamamos realidad, son las mismas proyecciones del alma. Sólo somos observadores.”, dejó escrito el doctor Deepak Chopra, pionero de la medicina mente-cuerpo, en su libro “Sincro Destino”.