viernes, 10 de diciembre de 2010

Nuestro Cuerpo Emocional

El cuerpo emocional, también denominado cuerpo astral, es el portador de nuestros sentimientos, de nuestras emociones y de las cualidades de nuestro carácter. Ocupa aproximadamente el mismo espacio que el cuerpo físico. El aura del cuerpo emocional tiene forma ovalada y puede extenderse a varios metros de distancia entorno a la persona. Toda emoción se irradiará en su aura a través de los chacras y el cuerpo emocional.

En el cuerpo emocional se hallan almacenadas nuestras emociones no liberadas, las angustias y las agresiones conscientes e inconscientes. Todo esto se refleja en el aura en forma de nebulosas oscuras. Cuánto más abre una persona su conciencia al amor, la entrega y la alegría, más claros y transparentes son los colores que irradia su aura emocional. Todas estas emociones no liberadas son emitidas al exterior inconscientemente a través del aura emocional. Las frecuencias energéticas que emitimos atraen vibraciones energéticos iguales del entorno y se une con ellas.

La frecuencia de la angustia en una persona atrae situaciones en las que se ve confirmada una y otra vez su angustia. El cuerpo mental puede dirigir el comportamiento hacia el exterior, pero no suprimir las estructuras emocionales inconscientes. Por ejemplo, una persona puede aspirar conscientemente al amor y el éxito e inconscientemente irradiar frecuencias energéticas contradictorias de celos y falta de autoconfianza, que le impedirán alcanzar su objetivo consciente.


Las estructuras emocionales continuarán existiendo a través de las diferentes encarnaciones siempre que no se liberen. Las experiencias no liberadas almacenadas en el cuerpo emocional determinan en gran medida las circunstancias de la nueva vida.

Hay que evitar ponernos en el papel de “víctima” y de atribuir la culpa de nuestras debilidades y miserias a otras personas o a las circunstancias. Podemos cambiar nuestra vida cambiándonos a nosotros mismos.

Cuando las vibraciones de nuestro cuerpo espiritual se unen con el cuerpo emocional y lo penetran, éste comienza más rápidamente y empieza a expulsar las energías negativas almacenadas, que tienen frecuencias menores. Con ello perdemos el recuerdo emocional de estas experiencias y podemos perdonarnos a nosotros mismos y a los demás.

Con la disolución de las emociones estancadas el cuerpo comienza a irradiar profundos sentimientos de amor y alegría incondicional. El aura emocional luce con los colores más claros, intensos y transparentes.

La única función del cuerpo mental es recoger las verdades universales que le llegan al cuerpo espiritual e integrarlas con el entendimiento racional que las lleva a una solución del problema en consonancia con las leyes universales.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡No te des la vuelta nunca!

“Érase una vez… entre las colinas y el bosque, se paseaba un pequeño guante. A lo largo de sus paseos se encontró con pantalones, calcetines, camisas jerséis e incluso con ropa interior. Dándose la mano o la manga todos se saludaban calurosamente. En el campo, todos estaban bastante satisfechos con su suerte, a pesar de los pequeños e inevitables sietes de la vida. Obviamente, cuando llovía, el impermeable era el único que podía salir a pasear, aunque hay que añadir que cuando hacía calor no estaba muy cómodo.

El pequeño guante, muy elegante, sufría de un extraño y funesto mal… Era terriblemente sensible, algo que a menudo lo entristecía. No podía ver un siete un pantalón, eso lo destrozaba. Si veía un botón de menos en una camisa, se sentía amputado él mismo. Si veía una camiseta manchada, se sentía sucio. Si veía un agujero o hilos sueltos en un jersey de lana, le afecta mucho, se sentía terriblemente desvalorizado. Sufría por todo eso, por todas esas agresiones a sus compañeros a los que quería, ¡y también con los desconocidos!

Pero eso sólo era la mitad de su mal. Este pequeño guante tenía la necesidad constante de que lo admiraran, lo halagaran, reconocieran sus cualidades, a fin de cuentas reales. Si pasaban más de 24 horas sin que recibiera una mirada cariñosa, se ponía muy triste. Su preocupación cotidiana era buscar esa palabra, esa mirada, esa aprobación.

Un día que pasaba por un puente, un golpe de viento inesperado lo hizo caer al río. Se cerró inmediatamente para que el agua no entrara y se ahogara y, gesticulando con los cinco dedos, consiguió llegar a la orilla. Allí, tendido en una roca, se secó al sol. Como, a pesar de las precauciones, había entrado agua en el interior, tuvo la idea de darse la vuelta, es decir, que la parte de dentro quedara hacia fuera y viceversa.

Y allí, en ese momento, sucedió la revelación. Se produjo un auténtico milagro con ese movimiento. El pequeño guante jamás se había dado cuenta… ¡que estaba del revés! Su interior estaba en el exterior, y el exterior estaba en el interior. Por eso le afectaba tanto el sufrimiento ajeno. Porque, lo que sucede en nuestro exterior, normalmente lo dejamos en el exterior. ¡Pero él lo vivía en el interior! Y lo que vivimos en nuestro interior, es decir nosotros mismos, nuestra identidad, la conciencia de nuestro ser y nuestro valor, el pequeño guante lo había expuesto al exterior. ¡Al exterior, a los demás!

Pero todo había terminado. Ya se había girado. El interior en el interior y el exterior en el exterior… para siempre.

A partir de ese día, pudo ser sensible a las preocupaciones de los demás sin que eso le provocara tormentos internos. También pudo apreciar los cumplidos sin ser dependiente de ellos.

A veces, puedes notar cómo te toca la espalda y te acaricia suavemente el hombro, o incluso puedes verlo, paseando por las colinas. Según las últimas noticias, habría encontrado un alma gemela y, entre los dos, estarían aprendiendo a tocar el piano.”

El cuerpo como herramienta de curación

Christian Flèche

lunes, 8 de noviembre de 2010

Conversación con Mamá

- ¿De dónde venía yo cuando me encontraste?, preguntó el niño a su madre.
Ella, entre risas y lágrimas,apretó al niño contra su pecho y le respondió:
- Estabas oculto en mi corazón como un deseo, vida mía.
Estabas entre las muñecas con las que jugaba cuando era niña.
Has vivido en mi vida y en la de mi madre.
Durante muchos años, has sido acunado en el regazo del Espíritu eterno que rige nuestra casa.
Cuando en mi adolescencia abría mi corazón sus pétalos,
en él flotabas tú como un hálito perfumado.
Tu tierna suavidad floreció en mi cuerpo
como el resplandor rojo del cielo que anuncia el amanecer.
Primer amor del cielo, que tienes de hermana gemela a la luz del alba,
has bajado al río de la vida del mundo
y te has quedado al fin sobre mi corazón.
¡Tú, que eras antes de todos, eres ahora sólo mío!
¿Qué mágico poder ha puesto en mis débiles brazos el tesoro del mundo?


Rabindranath Tagore, de "La Luna Nueva"

viernes, 5 de noviembre de 2010

Deseos de Cosas Imposibles


Igual que el mosquito más tonto de la manada, yo sigo tu luz aunque me lleve a morir.
Te sigo como le siguen los puntos finales a todas las frases suicidas que buscan su fin.

Igual que el poeta que decide trabajar en un banco, sería posible que yo, en el peor de los casos, le hiciera una llave de judo a mi pobre corazón, haciendo que firme llorando esta declaración.

Me callo porque es más cómodo engañarse, me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase, aunque otro me acompañe, en silencio te querré tan solo a ti.

Igual que un mendigo cree que el cine es un escaparate, igual que una flor resignada decora un despacho elegante, prometo llamar "amor mío" al primero que no me haga daño y reír será un lujo que olvide cuando te haya olvidado.

Pero igual que se espera como esperan en la Plaza de Mayo, procuro encender en secreto una vela, no sea que por si acaso un golpe de suerte algún día quiera que te vuelva a ver, reduciendo estas palabras a un trozo de papel.

Me callo porque es más cómodo engañarse, me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase, aunque otro me acompañe, en silencio te querré tan solo a ti.

Y me callo porque es más cómodo engañarse, me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase, aunque otro me acompañe, en silencio te querré, en silencio te amaré, en silencio pensaré tan solo en ti.

sábado, 30 de octubre de 2010

Conciencia Celular

Nuestro cuerpo es una máquina perfecta a las órdenes de nuestra voluntad. Como un ordenador que contiene una serie de documentos y programas, así nuestra biología responde a nuestra intencionalidad.
Somos mucho más que un cuerpo denso. Éste contiene la esencia de nuestra espiritualidad, encontrándose en cada rincón y en cada célula de nuestro organismo. Todo lo que vivimos, experimentamos, pensamos y sentimos queda almacenado en nuestra conciencia, pero ésta no se encuentra en nuestra mente, sino en cada una de nuestras células, como si todo lo que “entrara” en nosotros, se archivase una copia en cada célula, porque cada una de ella alberga una conciencia, la que habita en nosotros en nuestra mente, como si de ella reprodujera una copia y la enviara a cada parte de nuestra esencia biológica más pequeña, ¡Nuestras células contienen una conciencia según somos, mostrando, si pudiésemos analizarlo, al verdadero ser que estamos manifestando a cada instante! Esta conciencia puede modificarse, y en el fondo así es, según nosotros vamos evolucionando.
Lo que atraemos en nuestra vida está en consonancia al grado de conciencia que tenemos. La visión del mundo que tenemos nos lleva a identificarnos con un tipo de energía u otro, hecho que hace entrar en acción la ley de atracción: “aquello en lo que crees y manifiestas, atraes a tu vida.” Muchas veces no entendemos porque la vida nos da o quita tal situación y otra. La ley de Atracción. Hay una ley universal conforme energías iguales se atraen, pues bien, las energías que vibran igual o parecido sintonizan entre sí y se atraen.
Todo nuestro cuerpo a través de las irradiaciones energéticas de nuestras células emitidas por el nivel de conciencia que habita en sus interiores emanan a nuestro entorno un tipo de vibración y ésta atrae y absorbe más de lo mismo. Preocupación atrae preocupación, así como desconfianza, recelo, escasez y todo desequilibrio por una falta de amor, más de lo mismo; pero también la alegría, la auto estima, la confianza, la paz y serenidad, así como prosperidad, también atrae más de este tipo de energía. Recordad: energías iguales se atraen.
Gran parte de la humanidad todavía ve al ser humano como un individuo de forma, denso y limitado. Ignoran la verdadera esencia que habita en él: su divinidad. Nuestro cuerpo, soporte para ayudar a evolucionar a nuestra alma es una con ella. No hay diferencia entre la materia que nuestros ojos ven y la energía espiritual de nuestro ser.
Todo es energía. Toda materia es energía y el soporte energético de nuestra materialización, realización y perfecta salud se encuentra en cada una de nuestras células. Ellas contienen la chispa de nuestra divinidad, una conciencia que abre las puertas de nuestra plenitud o absoluta limitación. Nuestros pensamientos, palabras y actitudes ante la vida son las órdenes que activan el grado de conciencia de nuestras células. El pensar y decir constantemente: “yo no puedo porque ya soy viejo” da las órdenes de limitación, dolor e impotencia a nuestro cuerpo para que no pueda hacer ciertas cosas ante la vida que sí puede hacer para continuar su camino de Ascensión. El ser positivo, tener fe y confianza da las órdenes a cada una de nuestras células de”¡Adelante, lo conseguiremos!”, y nuestras células actúan a nuestro favor para que así sea. “El envejecimiento es fruto de nuestras limitaciones adquiridas en un pasado”.
Nuestras creencias y pensamientos están en acuerdo con nuestro grado de evolución. Si los cambiamos, nuestra actitud ante al vida será diferente y podremos disfrutar y ser más felices en nuestro proceso actual.
Nuestro cuerpo reacciona según las órdenes que le vamos dando a través de nuestras expresiones y manifestaciones. La vida no depende del azar, depende de nosotros mismos: según lo que somos, atraemos. Recordad la ley del universo de energías iguales: ¡”se atraen!”.
Nuestro cuerpo no es solo físico, es espiritual. Por eso, se emociona, llora, ríe y se enfada según vemos o sentimos, porque sintonizan nuestras células con las emociones y nuestros sentimientos. El motivo es uno: Tienen conciencia. Ellas hacen que deseemos vivir o sintamos que la vida no vale la pena vivirla. Somos nosotros que les estamos dando estas órdenes según nuestra visión de la vida. Energías iguales se atraen.
Tu ser atrae aquello en lo que cree y siente. ¿Qué tal si cambiamos nuestra actitud y visión de la vida por una de más amorosa, positiva y amable empezando por nosotros mismos? Nuestras células recogerán este nuevo mensaje y atraerán más de lo mismo.
Tú, amado ángel que estás leyendo estas palabras, no es porque sí que así sea. Abre tu conciencia y tu corazón y sabrás que eres un Ser Superior en una experiencia terrenal donde la primera sensación es de limitación. Aparta el velo que ofusca tu condición humana y date cuenta del verdadero ser que hay en ti. Dios se encuentra en ti. Tú eres energía del universo. Tú erres Amor, Luz y Conciencia.
Tu cuerpo y la vida siempre quieren darte la razón. Recuerda: aquello en lo que piensas y sientes, atraes hacia ti. No desvirtúes la belleza de tu vida. ¿Querría Dios, siendo a su imagen, que fueras y te manifestases limitado? Tú eres mucho más de lo que ves en ti y de ti. Tú eres un Ser Superior en un proceso de recordar tu verdadera naturaleza.
Da a tus células el alimento espiritual, no solo físico, que necesitan. Sanar tu conciencia celular elevará tu alma y tu espíritu.

Que el Amor y la Paz sean en ti.

Jordi Morella

sábado, 23 de octubre de 2010

Burbujas

En nuestra relación con los demás, se crean burbujas comunes. Burbujas que, a su vez, están conectadas a otras de mayor o menor escala. Son las burbujas energéticas.

Según la naturaleza de la relación que nos une a una persona, esta burbuja puede ser más o menos densa.

Si el vinculo entre esas dos personas es muy fuerte y por algún motivo, tienen que separse de forma violenta e inesperada, el cuerpo puede llegar hasta doler.

Muchos lo hemos podido comprobar alguna vez.

Es el dolor del apego.

Una de las mejores terapias en estos casos,es soltar, porque si nos resistimos, se crea un forcejeo muy doloroso.

Y es en este soltar, cuando nos sobreviene esa especie de muerte y resurrección simbólica, que al mismo tiempo no es tan simbólica, ya que nuestra propia burbuja energética renace sin la presencia de esa otra energía que, hasta ese momento de la separación, compartía la nuestra.

jueves, 21 de octubre de 2010

Para el aliacán, ver el agua pasar

La huerta profunda esconde los secretos del uso medicinal y mágico de las plantasAhora la llaman depresión. Antes, bastaba con que una persona perdiera el apetito unos días y su rostro revelará cierta melancolía y tristeza para que el diagnóstico popular fuera inapelable: «Tiene el aliacán». O, cuando menos, si acaso el enfermo vomitaba y el malestar del cuerpo era general, pero sin tener fiebre, no pocos concluían que enfermedades existían remedios increíbles que, por cierto, parecían resultar muy efectivos.
El empleo de plantas medicinales no se redujo en Murcia, ni aún hoy lo hace, a las tisanas de manzanilla padecía el mal de ojo. Para estas supuestas para regular el estómago. Existen otras aplicaciones sorprendentes que sólo unos pocos iniciados conocen y a las que muchos murcianos recurren a diario. Sin embargo, es necesario adentrarse en la huerta profunda y los campos para encontrar los rescoldos de una medicina improvisada que pronto desaparecerá.



TRES MARÍAS HECHICERAS
La curación del llamado mal de ojo, siempre provocado por una mala mirada de alguien que desea el mal para su víctima, se alcanzaba introduciendo el dedo en un candil encendido, y luego dejando caer las gotas de aceite en un tazón de agua. Al tiempo, el curandero pronunciaba una oración secreta, que sólo podía transmitirse el Viernes Santo detrás de la puerta de una iglesia. Otra versión menos conocida consistía en utilizar torvisco o matapollos, una planta que debían tratar en un ritual tres mujeres a un tiempo. Y las tres debían tener por nombre María.
El aliacán, por otra parte, podía curarse viendo pasar el agua del Segura mientras se recitaba una oración. O bien orinando sobre la flor blanca del manrrubio, lo que devolvía al enfermo el color de la cara y las ganas de vivir.
La alhábega que durante generaciones ha crecido a la puerta de los hogares murcianos, aparte de ser muy útil para espantar a los mosquitos, se utilizaba en Murcia como antídoto de un presunto filtro amoroso obtenido al cocer otra planta, el pichichán. Tan extraña planta, al menos, parece más inofensiva que la trementina o planta que da gritos. Porque aquel que oyera sus alaridos en la noche de San Juan, podía convencerse de que pronto moriría. Otros, en cambio, se preocupaban en esa madrugada mágica de regar la flor del cardizal para aguantarla viva hasta el amanecer y afianzar un noviazgo.



HASTA LA ALFALFA
El tomillo, la malva y el hinojo, junto a otra interminable lista de plantas y recetas, también eran adecuadas para despertar el apetito incluso de los moribundos, aunque nadie comprendiera qué razones podían tener, a las puertas de la muerte, para almorzar. Y una ramita de alábega en la oreja impedía ser víctima del mal de ojo. Contra el herpes, llamado culebra en la huerta, también existe un amplio catálogo de recetas y oraciones. Por tener, hasta la alfalfa tiene sus aplicaciones. Prueba de ello es un tratado impreso en Totana, en 1921, cuyo título rezaba: La alfalfa, planta prodigiosa.
La herboristería mágica acaso haya pasado a la historia y, salvando las distancias, en algunas dolencias actuales parecen más útiles los antidepresivos y otros medicamentos que ver el agua pasar. Sin embargo, lo misterioso de la cuestión es que, aún hoy, hay muchos murcianos que aseguran haber sanado al ponerse en manos de una curandera. Para asegurarse que es auténtica, basta con preguntarle cuánto cobra por sus servicios. Si responde que gratis ofrece la gracia que Dios le ha dado, es de la buenas. Y si niega que sepa los rituales, es la mejor.